El 31 de Enero de 2002 se produjo el cierre definitivo de Loki, la empresa californiana dedicada a portar juegos populares de Windows a la plataforma Linux. Durante los dos años y medio anteriores al cierre, la relación de colaboración entre Loki y Activa Sistemas fue sin duda excelente y muy fructífera, sobre todo en cuanto a experiencia.
Esta noticia, que para muchos pudo parecer poco importante por pertenecer al ámbito de los videojuegos (aparte de las ilusiones perdidas y los puestos de trabajo destruidos), marcó un punto de inflexión relevante en el devenir del mercado del ocio para Linux, ya que Loki era el gigante de este mercado tanto por el nivel de calidad de sus títulos, por la cantidad de los mismos publicados y por los proyectos open source que estaba desarrollando y apoyando activamente.
Hoy en día, el principal caballo de batalla de Linux es el escritorio, ya sea doméstico o profesional. Para que un sistema tenga éxito con los usuarios finales, debe ofrecer cuatro capacidades fundamentales: Internet, multimedia, ofimática y juegos. Mientras que en el primer caso Linux es imbatible y ya ha conseguido afianzarse en el segundo y en el tercero, el cierre de Loki supuso un duro golpe para el cuarto. Y aunque suene increíble, para muchos un escritorio no es tal mientras no tenga una buena oferta en ocio, ¡aún cuando no vayan a utilizarlo para esos fines!
Ha llovido mucho desde entonces y, aunque se oscureció repentinamente, el panorama es alentador gracias a las alternativas que se mantienen luchando por este complicado mercado y que se agrupan en tres tipos: el software libre, que siempre estará ahí y que ha generado proyectos de gran calidad, como Battle for Wesnoth, Alien Arena, Extreme Tux Racer o ManiaDrive; el software comercial nativo, ahora representado principalmente por los esfuerzos de Linux Game Publishing (que recogió el testigo de Loki y que está desarrollando tanto versiones de juegos de Windows ya existentes como software exclusivo para Linux) y por las perlas puntuales que surgen de estudios consolidados como id Software y Bioware; y finalmente el soporte de juegos de Windows bajo Linux mediante proyectos como Wine y sus derivados comerciales Cedega y CrossOver Games.
Personalmente, no tengo predilección por ninguna de las opciones porque todas me parecen igual de interesantes y todas tienen sus ventajas e inconvenientes. Lo mejor de todo, como suele ocurrir con Linux, es que existen estas opciones y que los usuarios nos beneficiamos de su existencia.