Uno de los principales caballos de batalla de Linux desde sus inicios ha sido y sigue siendo el soporte de hardware. El origen de este problema se encuentra en la naturaleza del propio nacimiento de Linux. Al tratarse de un proyecto libre nacido de la voluntad de colaboración de un conjunto de usuarios sin dependencia alguna de ninguna empresa, la relación con los fabricantes de hardware fue desde el principio prácticamente inexistente.
Esta dinámica ha ido cambiando a lo largo del tiempo hacia un interés de buena parte de dichos fabricantes por un mercado que indudablemente está creciendo y que reporta pingües beneficios al que sabe estar ahí. No en vano, empresas como Intel, IBM, HP o AMD/ATI se han tomado muy en serio al usuario Linux y, no sólo les dan soporte con controladores Linux para su hardware, sino que además ofrecen las especificaciones técnicas del mismo para ayudar a los desarrolladores del núcleo.
Sin embargo, seguimos encontrándonos a fabricantes reticentes que, usualmente por motivos nada claros, no quieren saber nada del sistema del pingüino, aunque haya usuarios que les compran su hardware y les exijan soporte, con todo derecho. ¿Qué debemos hacer los «sufridos» usuarios de Linux en este caso? La respuesta es obvia: ignorar estos fabricantes y apoyar a los que nos apoyan, aunque esto suponga tener que renunciar a «golosas ofertas», como ocurrió en 2002 con el caso de las promociones de alta de líneas ADSL de la mayoría de las operadoras que incluían un módem USB. En aquel entonces este tipo de modems no tenía soporte Linux, ni parecía que fuera a tenerlo, ya que ni los fabricantes ni las operadoras ponían el más mínimo interés. Aunque se trataba de hardware de calidad dudosa en el mejor de los casos, los usuarios de Linux querían tener acceso a dichas ofertas. Afortunadamente, gracias a la presión ejercida y al esfuerzo de desarrollo de muchos usuarios, esta situación cambió y fue posible utilizar este tipo de modems bajo Linux con mayor o menor fortuna dependiendo del modelo.
Esto nos lleva al más interesante de los aspectos del soporte de hardware bajo Linux: la calidad. Es una característica reconocida de Linux que se trata de un sistema muy exigente con el hardware, ya que debe ofrecer las mayores garantías a los datos del usuario (y no como ocurre en la acera de enfrente). Por ello, el que una pieza de hardware tenga soporte bajo Linux es sinónimo de calidad y garantía de rendimiento. ¿Alguien da más? Esperemos que sigan cayendo vendas de los ojos de más fabricantes de hardware.