La primera vez que un usuario instala y ejecuta un software de anti-spyware en un equipo con Windows que haya sido utilizado para navegar por Internet o instalar programas gratuitos que se pueden encontrar fácilmente por la Red se puede dar de bruces con un resultado pavoroso: decenas de entradas relacionadas con spyware estaban instaladas y de cuya existencia el propio usuario no tenía ni idea.
¿Qué es esto del spyware? Se trata de software que suele instalar de forma automática y que tiene la función de recabar información de marketing sobre los propios usuarios del equipo. A continuación comienza a servirle publicidad dentro de ciertos programas (el método más llamativo es el de las ventanas emergentes de Internet Explorer conteniendo anuncios), convirtiendo al equipo en un nodo de una vasta red de distribución de publicidad. Existen numerosos casos en los que el spyware se instala sin previo aviso y recaba más información de la que debiera, mientras que en la mayoría de las ocasiones el spyware se oculta tras una larga licencia que nadie se lee y que todos aceptan cuando se pulsa el famoso botón de «Siguiente», por lo que al final terminamos con software no deseado (y del que desconocemos su existencia) en nuestro equipo.
Originalmente, el spyware se incluía por lo general con programas comerciales con el objetivo de que el usuario pudiera utilizarlos gratuitamente a cambio de recibir publicidad personalizada. Entonces se denominaba adware y bastaba con eliminarlo para que el programa gratuito al que estaba asociado dejara de funcionar. Dado que solía tratarse de programas interesantes, el usuario se veía con muy pocas opciones de elección. Pero, ¿era lícito el adware? Dependía exclusivamente del asentimiento del usuario a su instalación. El problema es que en la mayoría de los casos, la instalación del adware se le ocultaba al usuario (convirtiéndose por tanto en spyware), lo cual era inadmisible.
Actualmente el spyware se ha convertido en un serio problema para los PC de escritorio, como si no tuvieran suficiente con los virus, gusanos, vulnerabilidades en los programas más populares, e-mails nocivos y demás «fauna» peligrosa. Es un problema de tal magnitud que algunos gobiernos nacionales están tomando conciencia del mismo y están empezando a actuar en consecuencia, principalmente mediante el desarrollo de leyes y normativas que regulen este acto de robo y vandalismo electrónico. Poco conocido hace unos años, el spyware es hoy en día tan común que está considerado por muchos como el mayor problema de Internet desde el spam. De hecho, Microsoft estima que el spyware es responsable de la mitad de los problemas de funcionamiento de los PCs que corren un sistema operativo de la familia Windows, llegándose en muchos casos a la inutilización total del equipo y, por tanto, a un coste extra en conceptos de reparación y tiempo de parada.
El ejemplo que mejor ilustra hasta dónde puede llegar el spyware es el de un reproductor multimedia conocido como BDE y que utilizaba los ciclos no usados por la CPU para «cederlos» a una vasta red de marketing diseñada por sus creadores (¡tremendo!). Hasta el «temible» Internet Explorer se presta a estas cuestiones y no es raro encontrar spyware que se ha introducido en el equipo por su culpa. En definitiva, no sólo nos espían sino que encima se permiten el lujo de malgastar los recursos de nuestro ordenador (lo mismo que hace un virus, entre otras cosas).
Por ello, es fundamental utilizar herramientas de detección de spyware para estar al tanto de qué se instala en un equipo con Windows. Mi mejor consejo sin embargo es la migración a un sistema robusto y seguro como Linux, el cual parece que aún no sufre los estragos del spyware, pero su infraestructura de seguridad interna, la transparencia de las operaciones realizadas bajo Linux y el sistema de configuración basado en simples ficheros de texto plano hacen que está posibilidad sea remota. Así mismo, la gran cantidad existente de alternativas de software sin «cargas oscuras» otorgan al usuario la libertad de elección que necesita para evitar esta plaga. En definitiva, es más que dudoso el éxito de estos espías en el sistema del pingüino. Quizá este sea el mejor momento para los usuarios de Windows de plantearse la migración a un sistema mejor y más seguro.
En próximos artículos veremos cómo detectar spyware instalado y cómo evitar la infiltración del mismo en nuestros sistemas.