Hace unos días, la Free Software Foundation (FSF) presentó una demanda contra Cisco por vulnerar las licencias de muchos programas para los que la FSF mantiene los derechos de copia. Al no distribuir el código fuente de los programas de licencia libre que Cisco incluye en sus productos, la empresa norteamericana ha negado a sus usuarios su derecho a compartir y modificar el software, según reclama la FSF.
Como ya comenté en un artículo anterior, Linux es un candidato natural a ser utilizado en sistemas empotrados, ya que ofrece el nivel de control y la capacidad de personalización que los fabricantes necesitan. Y, por supuesto, no hay royalties que pagar, lo que supone una buena solución para muchas aplicaciones. No sorprende por tanto el número creciente de dispositivos que incluyen un núcleo de Linux y un buen número de aplicaciones de licencia libre ejecutándose en su interior.
Buena parte del código de dichos sistemas se distribuye bajo las licencias GPL y LGPL, ambas responsabilidad de la FSF. A cambio de la ausencia de royalties, existen ciertas obligaciones ineludibles a cumplir por la distribución de código libre. En particular, un dispositivo que incluya software libre debe venir acompañado o bien de una copia del código fuente de dicho software o bien una oferta por escrito de envío del mismo en cualquier momento que se requiera por parte del usuario. Mientras algunas empresas ponen los fuentes a disposición de sus usuarios, da la impresión de que otros fabricantes de sistemas empotrados «se olvidan» de esta obligación cuando distribuyen sus productos.
En la mayoría de los casos de violación de licencias libres, el problema radica en que la empresa no es consciente de sus obligaciones bajo estas licencias, es decir, se trata de vulneraciones no intencionadas. Con cierta persistencia y cortesía, suele ser posible conseguir que estas compañías cumplan con sus obligaciones. La FSF ha sido muy eficiente a la hora de resolver este tipo de situaciones hasta ahora. En contraste con su forma de actuar en otros frentes, la FSF trata las violaciones de las licencias libres con discreción y tacto. Como resultado, la mayoría de las empresas incumplidoras normalizan su situación sin tener que verse envueltas en largos procesos y mala prensa. En el caso de Cisco sin embargo, la FSF lleva desde 2003 intentando elaborar un plan de cumplimiento de las licencias libres que por desgracia no ha fructificado. Ahora, cinco años después, no les ha quedado más remedio que llevar a Cisco a los tribunales.