La semana laboral ha terminado con una interesante noticia para los amantes de la música y el Software Libre: la publicación de Amarok 2.2, que incluye un buen número de jugosas novedades dirigidas a ampliar las posibilidades del que probablemente sea el mejor software de reproducción de audio del momento, sobre todo desde que se puede utilizar tanto en Linux como en Windows. Sin embargo, a pesar de que cada vez cuenta con más funcionalidades, la serie 2 de Amarok adolece a mi entender de un grave defecto que no poseía la serie 1: un complejo y poco intuitivo interfaz.
Las quejas a este respecto son tantas que hay usuarios que han llegado a solicitar a los desarrolladores de Amarok que se mantuviese y mejorase la serie 1 para aquellos que se sintieran más cómodos con su interfaz, algo a lo que se han negado rotundamente con argumentos como que no hay que mirar atrás, que la serie 2 es el futuro y que supone una plataforma que permite incluir nuevas y mejores capacidades, en parte debido a su integración con KDE4 (responsable entre otras cosas de que Amarok sea utilizable en Windows).
Existen otras quejas como que Amarok 2 no es muy estable o que aún no hace todo lo que sí hacía la última versión 1.4. La primera se ha ido resolviendo según han ido madurando tanto KDE4 como el propio Amarok. Hay que tener en cuenta que se trata de dos plataformas que casi se han reescrito de cero y que introducen grandes cantidades de novedades y tecnologías, lo que exige un mayor periodo de tiempo de estabilización. La segunda caerá por su propio peso con el tiempo. La versión 2.2 resuelve algunas de estas carencias y sin duda veremos como se cierran más en futuras ediciones de Amarok. Además, en las funcionalidades comunes, Amarok 2 es claramente superior. Sólo se trata de tener paciencia y si hay algún programa que se lo merece, este es sin duda Amarok.
¿Cuál es la solución: seguir con Amarok 1.4, cambiarse a alguna alternativa como Songbird o adaptarse a Amarok 2? Después de haber probado Amarok 2.2 mi respuesta es clara: Amarok 2 ya ha llegado al punto en el que se merece la confianza del usuario, sobre todo teniendo en cuenta que el interfaz es altamente personalizable y que el resto de alternativas no llegan ni de lejos al nivel de funcionalidades y estabilidad que Amarok 2 luce a día de hoy.
Es cierto que desde la salida de la primera versión de la serie 2 Amarok ha sufrido un mal demasiado frecuente en los proyectos de software libre, que es el de evolucionar en base a los deseos de los propios desarrolladores (que buscan nuevos retos que superar, como probar nuevas tecnologías o incluir funcionalidades experimentales, sean de utilidad o no) en vez de según las necesidades de los usuarios, pero creo que esta pequeña «travesía del desierto» estaba justificada viendo el resultado. Ha venido a ser lo mismo que ha pasado con KDE4: no había forma de hincarle el diente a la versión 4.0, pero ya no puedo vivir sin la 4.3.