Continuamos con la serie de artículos dedicada a la virtualización en escritorios con el repaso a otra de las soluciones más populares del mercado. En esta ocasión se trata de VMWare, uno de los pioneros en esto de la virtualización de sistemas, siendo al igual que Virtualbox una de las opciones más sencillas de instalar y utilizar, aunque con el inconveniente de que se trata de una solución completamente privativa con versiones tanto de pago como gratuitas.
VMWare fue desarrollado por VMware Inc., que presentó al público en Mayo de 1999 un producto para escritorios, VMWare Workstation. Posteriormente entró en 2001 en el mercado de servidores con VMware GSX Server y VMware ESX Server. En 2004, la empresa se convirtió en filial de EMC Corporation.
Los productos de VMWare se ejecutan sobre Linux, Windows y Mac OS X sobre procesadores Intel, y es capaz de alojar a una gran cantidad de sistemas virtualizados. En el ámbito que nos ocupa, el de los escritorios, VMWare ofrece un producto gratuito llamado VMWare Player, que no solo ejecuta máquinas virtuales sino que también es capaz de crearlas. Su instalación es tan sencilla como descargarse de la web oficial el instalador correspondiente al sistema operativo anfitrión de nuestra elección y proceder a su ejecución. En el caso de Debian, es más que interesante seguir las instrucciones del wiki oficial del proyecto.
La existencia de una versión gratuita para escritorios convierte a VMWare en una opción muy asequible para los usuarios incluso de entornos corporativos, ya que su licencia así lo permite. Además, el formato que utiliza para los discos virtuales es gestionable incluso desde herramientas de licencia libre. Por último, existen numerosas máquinas virtuales con aplicaciones instaladas disponibles para su descarga en Internet, lo que hace ganar puntos a VMWare como opción interesante para nuestros escritorios.
VMWare basa su funcionamiento en la virtualización parcial del hardware, es decir, emula ciertas partes de la plataforma hardware sobre la que corre el sistema huésped, como el adaptador de vídeo, la tarjeta de red y los controladores de disco, mientras que pasa directamente al hardware real las llamadas a ciertos componentes, como los dispositivos USB, serie y paralelo. Esto implica una alta portabilidad entre anfitriones, siendo posible pausar una VM en un sistema, copiarla a otro y seguir allí su ejecución como si nada hubiese pasado. Asimismo, el rendimiento es generalmente superior al de soluciones de virtualización completa, aunque esto depende del uso que se le dé a la virtualización.
Al igual que en el caso de Virtualbox, quiero daros un consejo a la hora de crear nuevas máquinas virtuales. Cuando tengamos que crear el almacenamiento de la VM y se nos pregunte por el tipo de asignación del espacio, debemos asegurarnos de que sea dinámico y no fijo, de forma que no perdamos en el disco físico todo el espacio reservado para la VM mientras no esté en uso.
A pesar de las virtudes de VMWare y de tratarse de un producto robusto y estable con numerosas posibilidades, para mí chirría el hecho de que se trata de un producto privativo, por lo que prefiero otras soluciones que son tan completas como VMWare pero de licencia libre como KVM, que revisaremos en un artículo próximo. En cualquier caso, espero vuestras experiencias con VMWare.